Es en las 4.200 ciudades de más de 100.000 habitantes donde habita la población mundial, convertida mayoritariamente en urbana. En nuestros días, una persona de cada ocho, es decir, el 12,5% de la población urbana mundial, habita en una de las 28 megalópolis del mundo, ciudades de más de 10 millones de habitantes, mientras que el 8% vive en ciudades intermedias, entre 5 y 10 millones de habitantes y el 20% en ciudades de 1 a 5 millones de habitantes. 140 ciudades representan ahora el 44% del PIB de Europa y para 2030, 750 ciudades representarán el 60% del PIB mundial.

Somos a día de hoy más de 7.000 millones de personas sobre la Tierra y seremos al menos 8.300 millones en 2030. Donde se observa, a nivel mundial, un fenómeno de explosión urbana con más del 50% de la población mundial que vive en las ciudades. En Europa, esta cifra asciende al 77%. Y se estima que en 2030, de estos 8.300 millones de personas, más de 5.000 millones vivirán en las zonas urbanas. Latinoamérica es el continente más urbanizado del mundo. Cuenta con una tasa de urbanización que se aproxima al 80% y, según las estimaciones de Naciones Unidas, de aquí a 30 años, la tasa de urbanización alcanzará el 85%. En todo el mundo, estos espacios urbanos deben hacer frente hoy a 5 grandes desafíos para responder a las necesidades y expectativas de sus habitantes: sociales, económicos, culturales, ambientales y de resiliencia. Nuestras ciudades, en todos los continentes, están implicadas en: adaptarse al cambio climático, combatir la exclusión social, reducir la pobreza, favorecer el acceso a la educación y a la cultura, crear empleo y valor, permitir una mejor movilidad, integrar naturaleza y biodiversidad, ofrecer nuevos usos y servicios que mejoren el día a día de todas las generaciones, hacer frente a crisis cada vez más violentas, etc.

Estamos a las puertas de la tercera década del siglo XXI. El que será también portador de una ubicuidad masiva, con su corolario de presencia simultánea, posible en cualquier lugar y en todo momento. La transformación masiva y planetaria por la urbanización en todos sus ángulos convierte a los habitantes de las ciudades en el centro de una nueva cultura de vida ciudadana, que va de la mano con la hibridación entre el mundo físico y el mundo digital que trae un potencial enorme de transformación de la vida urbana. La facilitación de los desplazamientos físicos, con viajes que están ahora al alcance de todos los presupuestos, contribuye igualmente a hacer emerger este nuevo mundo híbrido.

Las metrópolis y las grandes concentraciones urbanas se encuentran hoy en el corazón de un nuevo ritmo de vida que irreversiblemente se convierte en un atractivo en todo su territorio. Es indispensable poner la mirada en las evoluciones del conjunto, ciudad, metrópolis, territorio, con el fin de proyectar los años venideros, atravesados por estos grandes cambios urbanos y los nuevos desafíos. En Paris, y en otros lugares, en todo el mundo, el mundo urbano se enfrenta a los efectos del cambio climático, el impacto de la ubicuidad masiva, la lucha contra la vulnerabilidad social y territorial, pero también a las relaciones entre la ciudad y su territorio, la concurrencia internacional entre las metrópolis y las necesidades de atracción.

Es por eso que, el martes 22 de mayo, un poderoso ecosistema de investigación, académico, público y privado, institucional, actor de innovación territorial se reunió en París para el lanzamiento de la nueva Cátedra «Emprendimiento, Territorio, Innovación» -ETI- y de la cual asumí su dirección científica. El centro de las reflexiones de la cátedra ETI es la creación de valor en los territorios que a día de hoy están moldeados por el ritmo creciente de la evolución de sus metrópolis. Queremos aportar una mirada científica, sistémica e internacional sobre las evoluciones del conjunto, ciudad, metrópolis, territorio, con el objetivo de proyectarse sobre los años venideros.

Creada por el esfuerzo conjunto de la Universidad París 1 Panthéon Sorbonne, la IAE de París y el Think Tank «Live in a Living City», esta Cátedra centra su contribución en esta reflexión y la acción entorno a la cuestión esencial, ¿cómo crear valor económico, social y ecológico convergente en nuestros territorios? Tenemos la convicción de que la creación de valor urbano y territorial no tiene sentido si no es portadora simultánea y convergente de valor económico, social y de valor ecológico. Ninguno de estos 3 componentes debería estar ausente:

  • Si no creamos valor económico, no podemos enfrentar los desafíos en términos de empleo, de redistribución y de responder a las necesidades básicas.
  • Si no creamos valor social, profundizaremos en las desigualdades y las fracturas. Necesitamos reducir estas fracturas sociales también con la economía social, solidaria e inclusiva.
  • Si no creamos valor ecológico, si no somos capaces de detener esta máquina infernal de cambio climático, cualquiera que sea el valor que hayamos creado, tendremos a nuestra civilización humana en grave peligro en las próximas décadas.

Esta Cátedra con sede en París y creada con el apoyo decidido la Ciudad, quiere reflejar la imagen del mundo actual, en red, para federar, reunir, innovar, colaborar, abrir nuevas formas de unión para las ciudades, metrópolis y territorios interconectados, por sus luchas compartidas, y también por sus innovaciones y disrupciones que cambiarán un mundo, que hoy está en crisis e incertidumbres de los Estados-Nación.

La creación de valor toma diferentes formas, los modelos de negocio se renuevan y las organizaciones se reinventan. El ecosistema de la Cátedra ETI es atípico porque se trata de una cátedra Global/Local, descentralizada, con los Hubs territoriales de Francia y del extranjero. Reúnen ecosistemas locales abiertos pero conectados, para entrelazar y hacer del territorio su centro de interés, trabajo y acción. París es el iniciador y da su apoyo y su voluntad de innovar en la manera de proyectarse al futuro urbano y territorial con una dinámica de construcción y de desarrollo de esta Cátedra «Glocal» para desarrollar estos ecosistemas, que se reinventan: las autoridades locales, el sector privado a través de los socios fundadores, que a través del patrocinio se implican en la Cátedra, las asociaciones nacionales e internacionales de Alcaldes, los académicos, universitarios, científicos, las instituciones y organismos, las personalidades, para todos juntos reflexionar sobre el porvenir urbano y territorial. Nuestras palabras clave son: descompartimentar, compartir, intercambiar, imaginar, experimentar.

En el momento de lo digital, necesitamos innovar también en la gobernanza, necesitamos asociar a los ciudadanos, desarrollar un enfoque participativo e implicar a los ciudadanos en los presupuestos, para obtener ideas, porque la vía de la creación del vínculo social es indispensable para que la ciudad de mañana sea humana, inclusiva y sostenible. La Cátedra ETI integra también esta componente a través de los actores de la innovación territorial, que están presentes y son fuente de propuestas; estando también presentes como socios.

En el momento del poder y del lugar de las ciudades en el mundo, es esencial poner en el centro de la reflexión, y durante los próximos 20 años, el rol creciente de esta transformación territorial, los efectos de la hipermetropolización, incluso de la megalopolización del mundo y sus impactos en cada uno de los territorios.

Más allá de las terminologías, a menudo con un efecto modo, como es el caso de las ciudades con la «Smart City», no será suficiente apelar a la «Smart Metropolis» o la «Smart Region» para aportar reflexiones estratégicas y soluciones operacionales a este gran desafío que se cierne sobre un mundo urbano y urbanizado.

Hoy en día, estamos presenciando en China la aparición de megalópolis, como el área urbana de Shanghai de casi 80 millones de habitantes con sus grandes ciudades: Nanjing, Hangzhou y Ningbo, además de las áreas rurales que domina. Shanghai es la metrópolis que domina el delta del Yangtsé que, domesticado por la presa de la Tres Gargantas, es hoy un gran eje del territorio chino. El polo de mando de Shanghai ha cambiado así de escala, constituido por una red de 160 ciudades, polarizando esta región, convertida en una de las más dinámicas y urbanizadas del mundo y dotada del mayor puerto marítimo mundial.

En Japón, el área urbana de 1.000 km que une Tokyo con Fukoda, alberga a 110 millones de habitantes, estando el 80% de la población de Japón concentrada en el 6% del territorio.

En Sudáfrica, el eje Johannesburgo/Pretoria, constituye un eje de desarrollo hipermetropolitano en construcción. En India, el área urbana de Mumbai, se extiende de forma caótica sobre 100 km en el eje norte/sur y 60 km en el eje este/oeste, para una población de 25 millones de habitantes.

No es inútil recordar el enfoque visionario de Jean Gottman en 1961 con el término «megalópolis». Lo que él llamó el «BosWash». Esta región urbana se extiende a lo largo de 800 km entre la aglomeración de Boston y la Washington DC. Engloba las aglomeraciones de Hartford New York, Filadelfia, y una multitud de ciudades de más de 100.000 habitantes, en la costa este de Estados Unidos. Conectados, vinculados, tanto económicamente como por los medios de transporte y de comunicación, agrupan a más de 70 millones de habitantes. Consideremos la megalópolis californiana de «SanSan», que reúne a más de 40 millones de habitantes en los 600 km que van de San Francisco a San Diego. De forma transnacional, está el área urbana de Los Grandes Lagos en Norteamérica, con 65 millones de habitantes, reuniendo a las metrópolis estadounidenses (Chicago, Detroit, Pittsburg) y canadienses (Montreal, Toronto, Quebec, Ottawa).

En nuestra vieja Europa, podemos citar como anécdota la «banana blue» o «dorsal europea», denominada por Roger Brunet y el fallecido Jacques Chérèque, que va desde Londres a Milán, pero más cerca de nosotros, nos preguntamos sobre el alcance de lo que será inevitable, una hipermetrópolis de París a Le Havre, así como nuestras relaciones con nuestra ciudad mundo y su competidora, la megalópolis de Londres.

Ahora se trata de tomar consciencia de las consecuencias de un aumento de la temperatura del globo de solo unos pocos grados, en el agua, la alimentación, los ecosistemas o el clima: un gran número de ciudades amenazadas por el incremento del nivel del mar, una disminución de la producción de alimentos en todas las regiones del planeta, la extinción de un gran número de especies, un intenso recrudecimiento de los episodios meteorológicos extremos, etc. Esto expondrá a una gran parte de la población mundial a nuevos grandes riesgos: migración de población, aparición de nuevas enfermedades, disminución de los recursos naturales, eventos meteorológicos (ciclones, tempestades,…) más intensos y más violentos.

Por eso, es urgente e indispensable desarrollar una transición a una ciudad post-carbono. Es un desafío capital. Sobre todo, esto significa ante todo encontrar nuevos modelos de vida económica, descentralizados, eficientes en el consumo de energía y frugales en el consumo de recursos naturales. Debemos también cambiar nuestro paradigma en términos de gobernanza, de fiscalidad, de regulación de los mercados, de leyes. Por último, necesitamos cambiar los comportamientos de nuestros ciudadanos, ofreciéndoles a través de las revoluciones digital y tecnológica, el acceso a nuevos usos y servicios.

En el momento de la revolución tecnológica, vemos abrirse ante nosotros una infinidad de posibilidades urbanas. La metrópolis de mañana, y todos nuestros territorios, se están inventando hoy, y nosotros los deseamos lo más inteligentes, más eficaces, más fluidos… pero en definitiva, una metrópolis en la que siendo el centro de los territorios que pone al ciudadano en el centro de sus preocupaciones, capaz de responder a los muchos desafíos de nuestro porvenir urbano. Construida alrededor del ciudadano, sobre un territorio que le es propio. De hecho, lo que es cierto en París o Marsella no lo es necesariamente en Río, Sídney, Mumbai o Lagos. De ahí la necesidad de tomar en cuenta la identidad del ciudadano en su territorio.

No hay modelos de ciudades, solo hay fuentes de inspiración. Más que nunca, las tres palancas que son la inteligencia urbana, la innovación social y la revolución digital, son indispensables para seguir siendo una ciudad-mundo innovadora, creadora de cultura, de valores, de riqueza y abierta a los demás.

Con la creación de la Cátedra ETI queremos mostrar nuestro compromiso con una acción pionera y decidida para permanecer a la vanguardia de esta lucha que es la de todas las ciudades-mundo, todas las metrópolis, todos los territorios.

¡Muchas gracias a todos por vuestro apoyo!

Pr Carlos Moreno

Profesor Asociado de la IAE de Paris, Universidad Paris1 Panthéon Sorbonne

Co-Fundador y Director Científico de la Cátedra ETI

Traducción al español por Guillermo Mas (@Guille_Mas)

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